Mi Necesidad de Dios (parte I)
Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu
propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que
hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. Proverbios 3:5-6 (NTV)
¿Qué implicación tiene para nosotros el hecho de que
la Biblia nos dice que no dependamos de nuestro propio entendimiento? Es muy extraño
oír aseveraciones de este tipo en nuestros tiempos. Donde se nos insta de manera
reiterativa e insistente a que debemos desarrollar nuestra auto estima, se nos
motiva a confiar en nosotros mismos y a tratar de desarrollar una vida de total
autonomía.
Extrañamente este versículo inspirado por “nuestro fabricante” nos infiere que
nuestro entendimiento no es digno de confianza, los deseos de nuestro corazón son
engañosos dice en otra parte de las Escrituras, ¿pero será esto verdad? ¿Hasta dónde
puede ser confiable un proverbio escrito hace más de dos mil años?
Nuestra naturaleza nos dirige a dudar de todo lo que
vaya en contra de los deseos de nuestra carne, nos hace cuestiona toda insinuación
que atente contra nuestra autonomía, reclamamos una libertad para la que no
fuimos creados (la dependencia de Dios nos hace completos) y defendemos nuestro
derecho a hacer lo que nos venga en gana.
Esta parte rebelde de nuestro entendimiento es lo que
nos hace verdaderamente esclavos de nuestras pasiones y lo que finalmente nos
conduce a la destrucción y el fracaso, no nos damos cuenta de que quien nos
completa es Dios, quien nos dirige y guía es El, Su palabra está ahí para
decirnos que hacer, como hacerlo y cuando hacerlo. La dependencia de Dios paradójicamente
es lo que realmente nos da libertad, porque nos libera de las pasiones que
yacen en nuestra carne corrompida por el pecado.
Dios nos mostrara
el camino a tomar, y que tranquilidad
nos da el saber que somos guiados, cuidados y dirigidos por El único y Sabio
Dios.